Tras la liberación sexual estridentemente proclamada a mediados del siglo XX, asistimos hoy a una regresión de la sexualidad, el erotismo y el deseo. Tal constatación es el punto de partida de La pérdida del deseo, el nuevo libro del psicoanalista y ensayista italiano Luigi Zoja (Varese, 1943). A este hecho, cuyas consecuencias deberían despertar la inquietud de especialistas y profanos, lo acompaña, sin embargo, un profundo silencio. Como si se tratara de una negación, “término propuesto por Freud –nos recuerda el autor– para la forma más común de defensa psíquica de los problemas desagradables”.
El recorrido que va de la Viena de Freud hasta nuestros días marca un derrotero con una típica forma de campana, con un período de crecimiento, un amesetamiento y, finalmente, un abrupto decaimiento. La cumbre, alcanzada en la segunda mitad del siglo XX con la llamada “revolución sexual” consistió fundamentalmente, para el autor, en una “laicización del sexo”. Liberadas de los límites que hasta entonces le imponían la religión y la moral, las prácticas sexuales se diversificaron y multiplicaron como nunca antes. Sin embargo, lejos de afianzarse, los valores surgidos por entonces están hoy en neto declive. Apoyándose en reconocidas investigaciones que reflejan la disminución de las prácticas sexuales (heterosexuales) y el descenso de las tasas de nacimiento documentados en Occidente, Zoja postula la existencia de una “recesión sexual” que “podría implicar una renuncia a la voluntad de vivir y al goce de la vida”. De los diversos factores que contribuyen a esta situación, destaca la proliferación de la pornografía digital y el uso de aplicaciones de citas. En ambos casos, la inmediatez tecnológica atenta contra la ternura, la temporalidad y la superación de obstáculos propios de los encuentros amorosos auténticos.
El desinterés por el deseo, el erotismo y la sexualidad muestra algunas excepciones, encarnadas en individuos y comunidades cuyas prácticas se apartan del mandato reproductivo. No obstante, y a pesar de hablar de una “explosión del fenómeno trans” (las consultas relacionadas con la transexualidad en el principal centro de atención en Londres aumentaron un 5500 por ciento en los últimos 15 años) y de reconocer el marcado protagonismo actual de los movimientos LGBT, el autor desestima la posibilidad de que nos encontremos en un momento de desplazamiento de la sexualidad heterosexual hacia otras modalidades (con lo cual no habría caída, sino transformación del deseo) por considerar que se trata de minorías cuya liberación aconteció mucho después de la revolución sexual heterosexual y que, por lo tanto, aun encontrándose en la pendiente ascendente de la campana, presumiblemente hallarán su ocaso en un futuro no muy lejano.
Fuente: La Nación
Por Gustavo Santiago