Los clubes cuentan

Llegan más libros de otoño

Van llegando los libros a los Clubes. A la alegría por haberlos recibido se suma que algunos grupos vuelven a encontrarse después del descanso veraniego. Llegan fotos y relatos:

Los compañeros de Miremos juntos dicen:

Nuestro primer encuentro.
Rosa tomó el libro más pequeño y leyó una historia sobre un abuelo valiente.
Hugo tomó Castillos en el aire. Mientras iba leyendo sus hojas hablaba de sus texturas y además tenía ilustraciones.
Norma eligió el más pesado y dijo que seguramente es el más interesante.
Íbamos leyendo los nombres y se dispararon canciones como Castillos en el aire, Libre, hasta hubo tangos y recitados.

Desde La ronda celebran tanto las obras publicadas para las infancias como el material de reflexión teórica que solicitaron: La lectura, otra revolución de María Teresa Andruetto y El corral de la infancia de Graciela Montes. Sin duda dos obras que, junto con las demás, de la colección Espacios para la lectura son oportunidades para nutrirnos en tanto mediadores en nuestras comunidades de lectores.

Los ángeles de Angélica cuentan:

El otoño es tiempo de restaurarse. Retomamos nuestra costumbre de reunirnos a leer, después de andar por ahí, explorando otros ambientes. Circulan los mates, algún té y lo que preparamos para la ocasión: cosas ricas, dulces, sanas, y algún chismecito; Mariana nos cuenta la Antártida. Cualquiera podría haber visto cómo nos brillan los ojos de blanco y viento. En el comedor de Eli se lee también. Arrancamos con un cuento de Lispector para ir acercándonos a las hojas de los libros del otoño, “Viaje a Petrópolis”. El aquí y ahora se nos arremolina con otros tiempos y espacios, propios y ajenos. Otra vez, la lectura colectiva nos restaura en la intimidad y nos va a remontar lejos, a Petrópolis, con Muchachita, que recobró su identidad, y también a los paisajes de frío y belleza imposibles, a nuestras historias, nuestros futuros y más allá.

¡En el Club Entre letras y tintas también hubo fiesta!