Pasajera del viento, Irma Cuña
Este libro lo elegí pensado en Rosa, quien vivió su infancia junto a su abuelo en la Patagonia.
Irma Cuña nos visita con sus poemas a manera de postre en nuestros sabrosos encuentros.
Rosa, a través de los versos de Irma Cuña, siente “el inmenso reino del potente viento que reseca la garganta, azota los cabellos”.
En otra oportunidad elige “El ángel” y escribe: “todo era ronda bajo el árbol amarillo”. ¡Así nos invitó a jugar! Al tatetí, a la lotería, al tuti fruti, a pensar en los alcances de esa palabra mágica ligada a las infancias.
¿Por qué no pensarla ahora, en la adultez? ¿Qué nos pasa cuando jugamos?
Ante una convocatoria de la escuela secundaria para conversar acerca de la discapacidad, nos proponemos invitar a jugar a las alumnas, a los alumnos, además de responder (en lo posible) a sus inquietudes.
¡Grata sorpresa! La profesora del grupo nos comunicó que, en el próximo encuentro de lectura y conversación, tendremos nuevos comensales.
Ana Francischetti de “Miremos juntos”